sábado, 26 de diciembre de 2009
El Poder del Consumidor
Afrontémoslo, Copenhague ha sido un esperado fracaso. Aunque se ha alcanzado un acuerdo de mínimos, este no va a ser suficiente para evitar que sigamos conduciendo nuestro planeta hacia un destino sin retorno. Y que es lo que podemos esperar de las Naciones Unidas, un gigantesco dinosaurio, que supuéstamente sirve para regular las relaciones internacionales, pero que al final solo protege los intereses de los más poderosos. Un foro de dialogo pero sin capacidad de obligar a sus miembros a cumplir sus acuerdos. Países como India, China, Brasil y Estados Unidos nunca permitirán un acuerdo que les supongan perdidas a corto plazo, a pesar de los beneficios a largo plazo. Vivimos en un mundo de balances trimestrales y de democracias a corto plazo que se renueva cada 4 o 5 años, mientras el cambio climático exige una solución a largo plazo.
Por qué teníamos esperanzas, cuando no confiamos en nuestros políticos, ya sabemos que no trabajan para el interés de los ciudadanos a largo plazo (lo vemos en España, cuando en mitad de la crisis que vivimos, en vez de cooperar y ayudar a salir de la situación que vivimos, la oposición siempre intenta undir a aquellos que gobiernan, y con ello el bienestar de los ciudadanos). ¿Entonces, por qué debería confiar en ellos para discutir un acuerdo sobre algo tan importante como salvar al mundo tal lo conocemos? Levantando las manos y esperando a una solución que caiga del cielo no nos va a llevar a ninguna parte. Tenemos que ser más activo y si no es por nosotros, que sea por nuestros hijos o aquellos que nos sucedan, pues ellos son los que van a tener que hacer frente a inundaciones, incremento de temperaturas, migraciones masivas, sequías, etc.
¿Y qué podemos hacer? En primer lugar, dejar de culpar a otros. El que ciertos países no hagan el esfuerzo necesario para limitar sus emisiones no significa que los demás relajen sus esfuerzos y se queden a medio camino de alcanzar lo ya firmado. Así que vamos a dejar de mirar lo que hacen los vecinos y empezar a mirar hacia uno mismo. Lo que hagan los demás, está fuera de nuestra influencia. No obstante, nosotros tenemos el control total sobre nuestras acciones.
Nos guste o no, vivimos en un mundo capitalista. Los beneficios son la fuerza impulsora de todo. Como consumidores, tenemos mucho más poder de lo que pensamos. Tenemos la capacidad de elegir aquellos productos y servicios que sean más sostenibles y beneficiosos para el planeta. Nosotros como consumidores podemos expresar nuestras opiniones mediante la compra responsable. Esto enseñará a las empresas a buscar sistemas de producción más sostenible.
El plástico desechable tiene que desaparecer. Compra una bolsa de tela y usala para ir a la compra y di no a aquellas que te ofrecen en el supermercado. Evite los productos excesivamente empaquetados. Deja de consumir agua embotellada, pues ya pagamos una fortuna en impuestos para mantener el agua limpia y potable y si no es suficiente para ti, siempre puedes invertir un poco en un filtro de agua. No te conformes con decir que las cosas son como son y que poco podemos hacer como individuos, porque esa es la postura cómoda, como mirar para otro lado cuando hay un problema. Busca soluciones, no excusas. Se parte de la solución, cada vez somos más.
Sobre el reciclaje, más que una opción es un deber. Me canso de escuchar escusas de todo tipo como falta de espacio en casa, o que los Ayuntamientos acaban metiendo toda la basura en el mismo agujero. El principal motivo de no reciclar está en la comodidad y la falta de información. Es igual que pretender que el desconocimiento de una ley o norma nos puede eximir de toda responsabilidad.
Reducir el consumo de combustibles fósiles es fácil. Con un poco de organización, seguro que podrás prescindir del uso del transporte privado en la mayoría de los casos. Afortunadamente en Madrid tenemos un sistema de transporte que te llevará prácticamente a todas partes, con el aliciente de que te permitirá ahorrar una gran cantidad de dinero que podrás destinar a otras necesidades.
¿Sabía usted que el cultivo del algodón consume aproximadamente el 30% de todos los fertilizantes petroquímicos en el mundo? No sólo afecta a los ecosistemas, sino también a las personas que los trabajan. Compra textiles más naturales cuya producción no suponga un impacto negativo en el medio ambiente. Hay montones de posibilidades.
La economía tiene que ver con la oferta y la demanda. Tenemos que aprender a comprar más calidad y menos cantidad. Seguro que muchos de vosotros recuerdan los días cuando una camiseta todavía se veía bien después de unos lavados, o cuando las verduras y la fruta tenían sabor. Por mi parte, hace tiempo que no tengo unos zapatos que me duran más de un año. Los bienes que hoy en día compramos no están hechos para durar. Empezaron siendo los productos más económicos, pero hoy en día se ha extendido a los bienes más preciados, como son nuestras deseadas casas.
Consumir no tiene por que ser malo, pero invitamos a los consumidores a ser más responsables. Nosotros en Ecomania nos hemos comprometido a ofrecer a nuestros clientes productos más respetuosos con el medio ambiente y con las personas que los elaboran, de los cuales ustedes se podrán beneficiar directamente con las ventajas de los mismos e indirectamente por su menor impacto en el medio ambiente.
No os subestiméis, utilizad vuestra libertad de elección. Piensa en lo que estás comprando, de dónde viene, cuánto tiempo va a durar y donde va a acabar. Nunca olvides el poder que como consumidor tienes y asume responsabilidades por tus actos. No esperes a que alguien más lo haga por ti. Tienes dos opciones: dejar las cosas como están o pasar a ser parte de la solución.
Un saludo a todos,
B & C
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