Quiero hacerme eco de un artículo que apareció recientemente en el diario El País titulado “La Vulgaridad del Coche”, donde se relata el gran cambio que se está dando en la mentalidad de los ciudadanos de las ciudades más urbanitas y cosmopolitas en los últimos tiempos, ya que el coche está quedando desplazado a un segundo lugar como medio de transporte.
El artículo comienza hablando del estatus que puede adquirir un ciudadano por el hecho de moverse en bicicleta por la ciudad, por el mero hecho de inclinarse por un medio de transporte más solidario, verde y urbanita, pues representa unos valores altermundistas, un determinado nivel cultural y un aire de contracultura, muy de acuerdo con los tiempos que corren. Por el contrario, el hecho de conducir un vehículo de gran cilindrada, muy contaminante y poco practico, queda relegado a nuevos ricos, personas con un nivel educativo y cultural inferior y con una escala de valores rancios y trasnochados.
El hecho de que mucha gente viaje a países con una mentalidad más sostenible y práctica está haciendo que sus valores se vean contagiados por aquello que ven y experimentan y una vez de vuelta en casa, quieren traerse las experiencias que han vivido en otros sitios.
La bicicleta es uno de estos objetos, que no habían calado mucho en la sociedad española hasta recientemente, a diferencia de muchos otros países europeos. El coche desde hace ya muchos años ha sido, y todavía sigue siendo la estrella de nuestras ciudades. Quizá porque al salir de una situación de pobreza, los españoles hemos intentado mostrar nuestra nueva capacidad económica, marcando distancias con los objetos más tradicionales y lanzándonos en brazos de aquello que solo unos pocos en el pasado podían permitirse, como los vehículos de motor, mientras que a los ciclistas se les ve como a personas humildes, sin posibilidad de permitirse comprar un coche, o dicho en otras palabras, gente menos pudiente.
Lo cierto es que aquellos que todavía piensan de esa manera, es muy posible que nunca hayan estado en ninguna otra parte, y si lo han hecho, nunca han llegado a integrarse. De hecho, las frases “Como en España No se Vive en Ninguna Parte” o “España es Diferente” resultan impregnadas de provincianismo, ya que la diferencia no nos hace ni mejores ni más sabios.
Felices fiestas a todos desde Ecomania,
C&B
El artículo comienza hablando del estatus que puede adquirir un ciudadano por el hecho de moverse en bicicleta por la ciudad, por el mero hecho de inclinarse por un medio de transporte más solidario, verde y urbanita, pues representa unos valores altermundistas, un determinado nivel cultural y un aire de contracultura, muy de acuerdo con los tiempos que corren. Por el contrario, el hecho de conducir un vehículo de gran cilindrada, muy contaminante y poco practico, queda relegado a nuevos ricos, personas con un nivel educativo y cultural inferior y con una escala de valores rancios y trasnochados.
El hecho de que mucha gente viaje a países con una mentalidad más sostenible y práctica está haciendo que sus valores se vean contagiados por aquello que ven y experimentan y una vez de vuelta en casa, quieren traerse las experiencias que han vivido en otros sitios.
La bicicleta es uno de estos objetos, que no habían calado mucho en la sociedad española hasta recientemente, a diferencia de muchos otros países europeos. El coche desde hace ya muchos años ha sido, y todavía sigue siendo la estrella de nuestras ciudades. Quizá porque al salir de una situación de pobreza, los españoles hemos intentado mostrar nuestra nueva capacidad económica, marcando distancias con los objetos más tradicionales y lanzándonos en brazos de aquello que solo unos pocos en el pasado podían permitirse, como los vehículos de motor, mientras que a los ciclistas se les ve como a personas humildes, sin posibilidad de permitirse comprar un coche, o dicho en otras palabras, gente menos pudiente.
Lo cierto es que aquellos que todavía piensan de esa manera, es muy posible que nunca hayan estado en ninguna otra parte, y si lo han hecho, nunca han llegado a integrarse. De hecho, las frases “Como en España No se Vive en Ninguna Parte” o “España es Diferente” resultan impregnadas de provincianismo, ya que la diferencia no nos hace ni mejores ni más sabios.
Felices fiestas a todos desde Ecomania,
C&B
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